SOÑAR

Ese año me sentí molesto porque una productora cuica se adjudicó la concesión del festival Sonar para montarlo acá en Chile y ni siquiera me invitaron y tampoco a mis amigas ni amigos por lo que armé mi propio Soñar. Más encima teniendo en cuenta que fuimos al Sonar el 2001 siendo testigos y protagonistas.

Cuando la productora se enteró de que estaba haciendo esto se comunicaron conmigo y me invitaron a su oficina. Fui y después de una bebidas energéticas me ofrecieron entradas para que asistiera. No fui.

En el Club Radicales, una noche de diciembre de ese año, nos juntamos y bailamos en torno al despecho.